El conflicto surge cuando dos o más miembros de la familia perciben o tienen intereses contrapuestos, decisiones incompatibles. Tener intereses diferentes no necesariamente constituye
un conflicto. Como padre me puede gustar el rock y a mi hija
el rap. Para que sea conflicto han de chocar esos intereses, por
ejemplo, la música que ponemos en el coche cuando viajamos.
Se puede vivir como algo negativo o como una forma de intere-
sarse por las aficiones musicales del otro. Damos por hecho que
en una familia el interés de las personas adultas es el bienestar
de los menores, por lo que no hablamos de intereses esencialmente contrapuestos, sino de formas diferentes de entender
ese bienestar.
Publicado por CEAPA y su autor es Antonio Ortuño Terriza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario