martes, 21 de abril de 2015

ADICCIÓN A LAS REDES SOCIALES: SU MAL USO AFECTA A LA FELICIDAD.




Que las redes sociales han cambiado nuestras vidas es algo evidente. Es raro que a día de hoy la gente no tenga un perfil en Facebook o Twitter, sobre todo entre personas jóvenes.
No solo usamos las redes para comunicarnos de una manera rápida y efectiva. Hace tiempo que estamos enganchados y sentimos la necesidad de vivir 'conectados' continuamente. 
Mucha gente ya no concibe su vida sin compartir absolutamente todo lo que hace o sin exhibir sus fotografías a través de Facebook, Twitter e Instagram, que son las tres más utilizadas en todo el mundo
A la larga este tipo de actitudes pueden terminar resultando perjudiciales. Abusar de estas herramientas o hacer un mal uso de ellas pude generarnos innumerables problemas. Por ejemplo, pueden hacernos perder la atención y descuidar otras tareas más importantes. 
Si la cosa va más lejos y desarrollamos dependencia a internet y, en concreto, a las redes sociales podemos encontrarnos con situaciones muchos más graves como la ansiedad o la tristeza.

CÓMO NOS PERJUDICA ABUSAR DE ELLAS

Un estado de conexión permanente "provoca inquietud, falta de concentración y alteraciones del ánimo"asegura la psicóloga Begoña Carbelo. Hay gente que no es capaz de desconectar nunca y la idea de pasar tan solo un día sin poder acceder a sus perfiles para actualizarlos o para 'ponerse al día' les parece algo totalmente imposible.
Cuando llegamos a este extremo, es más que probable que tengamos un problema que a la larga terminará afectando a nuestro día a día. "Si una persona no es capaz de renunciar y centrarse en otras cosas, puede verse afectada su capacidad para disfrutar", advierte la psicóloga. Pero además, también puede deteriorase nuestra capacidad para estar con otras personas y para relacionarnos.
Como consecuencia de todo lo anterior, aquellos que han desarrollado un alto grado de dependencia de las redes sociales, pueden terminar sufriendo estados de ansiedad y estrés que, en muchas ocasiones, lleguen incluso a alejarlos de la felicidad. Y es que, en el peor de los casos "al final de de la ansiedad suele estar la depresión", añade Begoña Carbelo. 

LA ADICCIÓN A LAS REDES SOCIALES EXISTE

Actualmente estamos conectados las 24 horas del día. Cuando vamos en el metro, en una sala de espera, en clase, o incluso cuando has quedado con un grupo de amigos... la escena que suele repetirse es la de gente que no es capaz de desviar la mirada de sus 'smartphone' ni siquiera un minuto.

Esto es un síntoma clarísmo de que la adicción a lar redes sociales está ahí, ya que, como explica Begoña, podemos hacernos adictos a muchas cosas. En cuanto a las redes sociales, se trata de "un uso anormal en términos de intensidad y frecuencia de uso, que puede llegar a alterar el disfrute y la vida cotidiana"

Según explica la psicóloga, que además es profesora en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud San Rafael-Nebrija, las adicciones surgen cuando "nos acostumbramos y vinculamos a las cosas porque nuestra red de neuronas emite sustancias químicas, y nos hacemos adictos a las emociones que generan". Lo que suele ocurrir con las redes sociales es que nos enganchamos porque en ellas solo se suele proyectar lo positivo, o porque nos producen gratificación o buenas sensaciones casi al instante. 
El sector más propenso a caer en esta tipo de adicción es el de los menores y los jóvenes, ya que "no han aprendido a regular aún sus emociones", asegura. Además, recuerda que si aparecen "síntomas como la falta de atención, la alta dispersión, o la incapacidad de alejarse del móvil" puede ser señal de alarma. 
APRENDER A GESTIONARLAS ES BENEFICIOSO
Aprender a hacer un buen uso de las redes sociales es fundamental y puede mejorar nuestra vida mucho más de lo que nos pensamos. Es innegable que estas herramientas también tienen aspectos muy positivos, como por ejemplo estar informados o poder mantener el contacto con algunas personas a las que no podemos ver habitualmente. 
Hacer un uso controlado de las redes sociales nos aporta beneficios, normalmente asociados con "tener una mejor atención y concentración y, consecuentemente, un mejor rendimiento", comenta Carbelo. Lo mejor de todo es que el estrés que sufrimos durante nuestra vida cotidiana se verá reducido considerablemente si aprendemos a gestionar el tiempo y la dedicación que les solemos dar. 
Algunos de los consejos que da la profesora universitaria para mejorar nuestra relación con las redes sociales son los siguientes:
- Ponernos unos horarios para atender tanto a las redes sociales como al email. 
- Intentar organizar nuestro tiempo de ocio al margen de ellas. 
- Ser capaces de olvidarnos, un rato cada día, del móvil y nos estar consultándolas continuamente. 
Begoña Carbelo ha encabezado junto al sociólogo Javier de Rivera el experimento 'Desconectados', para estudiar cómo nos afecta el uso excesivo de las redes sociales. Para ello, 'desconectaron' durante dos semanas a dos jóvenes de cualquier tipo de conexión a internet, redes sociales y Whatsapp y analizaron sus reacciones.

EXPERIMENTO "DESCONECTADOS".




¿Es posible vivir sin smartphone  o sin acceder a las redes sociales? Ese es el reto que proponía 'Desconecta²', un experimento sociológico que pretende analizar las reacciones de los jóvenes cuando no pueden acceder a Facebook o Twitter  o viven apartados de sus teléfonos inteligentes. 
Parece muy difícil, pero los participantes de este proyecto apenas dudaron ni un momento cuando les ofrecieron la propuesta. Los elegidos han sido Casimiro Aguza, filólogo y estudiante de arte dramático, y Josefina Moratalla, especialista en sistemas informáticos. 
Ambos tienen 29 años y deberán aguantar dos semanas sin conectarse a ninguna red social. Querían vivir la experiencia de pasar un tiempo "a la vida de antes de las redes sociales" por lo que se lanzaron sin dudarlo.
No se consideran enganchados al móvil o las redes sociales pero, como casi todo el mundo a día de hoy, tienen una gran dependencia de ellos. Josefina dice que "desde que las redes sociales aparecieron en su vida casi no recuerda como nos comunicábamos antes". 
Desde el día 7 de abril estos dos jóvenes están narrando su experiencia a través de un vídeo diario en la web desconectados.net. Josefina cree que es posible aguantar estos días 'desconectada' porque sabe que cuando pasen dos semanas tendrá otra vez su Smartphone y podrá meterse en Facebook cuando le apetezca, pero considera que estar 'aislada' de esta manera para siempre sería muy complicado. 
Aguantar dos semanas en estas condiciones no es imposible, pero ambos están de acuerdo en que es muy complicado. "Hay momentos que son difíciles. A veces le pego cuatro gritos a quien tenga delante", asegura Casimiro. 
Para Josefina lo peor es no tener "un móvil con internet y todas las facilidades que nos da". Por ejemplo, asegura que Whatsapp es fundamental en su día a día a la hora de quedar con sus amigos y cree que ponerse de acuerdo de otra manera es casi imposible. 
Casimiro cree que el experimento está bien, "aunque existe demasiada incomunicación". Lo que no imaginaba es que esto le fuera a ayudar en su día a día. Asegura que estando ocupado lo lleva bien y que se está dando cuenta de que desconectado de las redes sociales y el Whatsapp se disfruta mucho más de la vida, de la gente...Cuenta, como anécdota, que ahora en el metro se entretiene observando a la gente. 
Los resultados de 'Desconecta²' están siendo analizados por expertos: la psicóloga Begoña Carbelo y el sociólogo Javier de Rivera, miembro del grupo de investigación Cibersomosaguas. Este último asegura que partían sin ninguna expectativa concreta y que los resultados les están sorprendiendo. 
Javier de Rivera asegura que al principio fue un cambio muy grande y les afectó mucho, pero poco a poco se han ido acostumbrando. 
Facebook y Twitter es lo que más usaban Josefina y Casimiro en su día a día, pero el sociólogo ha observado que existe una gran diferencia entre la dependencia de uno y de otro: el efecto de Facebook es mucho menos impactante. 
Lo más destacable para él es que el experimento está sirviendo a los 'desconectados' para cambiar su forma de relacionarse con las redes sociales, ya que están ganando autonomía y capacidad para decidir cuándo usarlas.
Una de las principales conclusiones a las que se ha llegado es que alejarse un poco de las redes sociales y Whatsapp ayuda a reducir los niveles de ansiedad. Javier de Rivera cree que los chicos están aprendiendo a que no les genere ansiedad el no poder estar todo el día enganchados al móvil o a una red social.
En su opinión, el tener que pararse a reflexionar para contar en los vídeos como va su día a día 'desconectados' es lo que les está ayudando a ser conscientes de estas cosas.

FUENTE: que.es

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