lunes, 11 de mayo de 2015

VOCABULARIO BÁSICO EN IMÁGENES.







Os enlazo con un material realizado por Jesús Jarque sobre vocabulario de diferentes categorías semánticas para trabajar con alumnado de Ed. Infantil. Pinchar en el enlace.

CUATRO MANERAS DE ENRIQUECER EL VOCABULARIO EN LOS NIÑOS.


El desarrollo del vocabulario, el conjunto de palabras que conoce y usa una persona, es una necesidad dentro de los procesos de aprendizaje, tanto académicos como no académicos, de todo niño.
Los más pequeños se encuentran en pleno proceso de elaboración de su vocabulario, una herramienta que les servirá en el futuro para construir relaciones, acercarse al mundo y encontrar su lugar. 
De hecho, muchas rabietas tienen como causa la incapacidad del niño o niña de encontrar palabras para comunicar lo que sienten o piensan. Cuando disponen de las palabras adecuadas para expresarse, las rabietas suelen moderarse e incluso desaparecer. Otro ejemplo de la importancia de disponer de un vocabulario amplio y variado: cuando los niños entienden las palabras que usan sus profesores, su aprendizaje es más rápido y más sólido. Es más, si lo que el niño lee tiene sentido para él, antes adquirirá el gusto por la lectura. 
En el colegio se analiza la lengua, se aborda la gramática, se aprende un segundo o incluso un tercer idioma y los niños aprenden a conjugar los verbos. Sin embargo, la familia juega un rol fundamental en la ampliación del vocabulario. En concreto, los bebés aprenden sus primeras palabras leyendo los labios de sus padres. Por ello, ten en cuenta:
  • Háblale claro a tu hijo, como lo harías a otro adulto: no uses diminutivos ni palabras demasiado infantiles.
  • No dudes en utilizar palabras complicadas en vuestras conversaciones, siempre que le expliques qué quieren decir, sin aburrirle.  

Cuatro consejos para estimular el lenguaje del niño:

1. Conversar


Las familias que dialogan y se comunican están unidas. Los niños suelen ser unos charlatanes, siempre que sientan que sus padres están receptivos y que tienen ganas de hablar con ellos y de escucharles. De los abuelos aprenden expresiones de otras épocas, y entre hermanos suelen inventarse palabras que solo ellos entienden. Los momentos más propicios para fomentar el diálogo con tus hijos son durante la comida o la cena, la hora de irse a la cama, el trayecto del hogar al colegio o los viajes. 

2. Escuchar y leer historias


La lectura es el medio ideal para enriquecer el vocabulario de tu hijo sin que se dé cuenta. A pesar de esto, algunos padres suelen experimentar dificultades para ello. Elige para ellos libros divertidos y didácticos ,cómics, historias narradas en CD o canciones. A todos los niños, y a los mayores, les gustan las buenas historias.

3. Jugar


Hay infinidad de juegos en los que interviene el lenguaje. Los juegos verbales en los trayectos en coche, los juegos de mesa o algunos videojuegos permiten que los niños adquieran vocabulario mientras se lo pasan bien. Probad con las adivinanzas o con el tradicional “veo veo”. Otro juego muy divertido, y que además ejercita la memoria, es el de “he ido al mercado y he comprado…”: añade una palabra a la lista, tu hijo la repetirá y añadirá una nueva, y así sucesivamente, hasta que uno de los participantes falle. 

4. Realizar actividades durante el tiempo libre


Lo que se realiza durante el tiempo de ocio también enriquece el vocabulario de los más pequeños. Por ejemplo, cocinad juntos con libros de recetas para niños, o proporciónarle cuadernos de actividades en vuestras visitas a museos y otros lugares turísticos para aprender de otras culturas o ciudades. Tras las vacaciones o las salidas familiares, cread juntos álbumes de fotos o en los que ellos participen explicando sus vivencias con sus propias palabras. 


La importancia de tener vocabulario , es esencial para tener buena base de lenguaje . 

F. Herrero Márquez.

martes, 28 de abril de 2015

EVALUACIÓN DE LOS PROCESOS DE LECTURA DE PALABRAS.







Una vez obtenido el perfil de competencias lectoras y escritoras del alumno con dificultades,
debemos elaborar un modelo de procesamiento capaz de explicar el conjunto de habilidades y déficit observados, relacionando la conducta lectora con los procesos cognitivos que subyacen a ella.

Para ello, lo más adecuado es proceder de manera sistemática y paso a paso, comenzando
por separar las conductas que responden a los procesos de acceso y de producción léxica de
aquellas otras que dependen de procesos sintácticos y semánticos de nivel más elevado, pues
aunque el procesamiento de la lengua escrita es de naturaleza interactiva, ya dijimos que el
procesamiento de las palabras tiene un carácter bastante automático y modular.

Os adjunto otro documento al igual que el anterior publicado por la Junta de Andalucía para evaluar la lectura de palabras.



EVALUACIÓN DE LAS COMPETENCIAS LECTORAS.













La competencia lectora se puede definir como la capacidad de construir, atribuir valores y reflexionar a partir del significado de lo que se lee en una amplia gama de tipos de texto, continuos y discontinuos, asociados comúnmente con las distintas situaciones que pueden darse tanto dentro como fuera del centro educativo.

Os adjunto un documento para valorar dichas competencias publicado por la Junta de Andalucía, espero que os sea muy útil.

TIPOS DE LECTURA.












TIPOS DE LECTURA

1.      Lectura subsilábicas: Es la lectura que realiza el niño, cuando para leer una palabra, por sencilla que sea, nombra cada letra para ir formando las sílabas, las que a su vez une para ir formando las palabras. En resumen se refiere al deletreo.

2.      Lectura silábica: El niño lee sílaba a sílaba las palabras.

3.    Lectura vacilante: Se caracteriza por la inseguridad del lector, el cual desatiende signos de puntuación, repite frases ya leídas y se detiene en algunas palabras para ii formando un deletreo mental.

4.     Lectura corriente: Es la que posee un lector maduro el niño va leyendo con cierta rapidez y fluidez, respeta a veces la buena pronunciación de las palabras y en general atiende a los signos de puntuación.

5.    Lectura expresiva: Reúne las cualidades de la lectura corriente, pero agrega la expresión al contenido de lo que se lee, Imprime a la voz los matices de entonación necesaria al texto que lee, lo que le permite a él y al oyente darse cuenta de los estados de ánimo que el otro imprimió al texto.

6.     Lectura combinada: Dentro de los tipos de lectura se pueden dar características combinadas. Ej: Lectura vacilante con lectura corriente.


VELOCIDAD DE LA LECTURA

-          Lenta.
-          Rápida.
-          Lenta y segura.
-          Rápida pero incorrecta.
-          Rítmica (Realiza pausa donde corresponde).
-          Arrítmica (Lenta y rápida).
-          Con ritmo normal.


-   Las normas basadas en la media de velocidad de lectura pueden servir para evaluar aproximadamente el nivel de velocidad lectora.

CURSO
1ºESO
2º ESO
3º ESO
II
III
IV
V
VI
VII
VII
IX
PALABRAS LEÍDAS POR MINUTO
86
116
155
177
206
215
237
252

martes, 21 de abril de 2015

ADICCIÓN A LAS REDES SOCIALES: SU MAL USO AFECTA A LA FELICIDAD.




Que las redes sociales han cambiado nuestras vidas es algo evidente. Es raro que a día de hoy la gente no tenga un perfil en Facebook o Twitter, sobre todo entre personas jóvenes.
No solo usamos las redes para comunicarnos de una manera rápida y efectiva. Hace tiempo que estamos enganchados y sentimos la necesidad de vivir 'conectados' continuamente. 
Mucha gente ya no concibe su vida sin compartir absolutamente todo lo que hace o sin exhibir sus fotografías a través de Facebook, Twitter e Instagram, que son las tres más utilizadas en todo el mundo
A la larga este tipo de actitudes pueden terminar resultando perjudiciales. Abusar de estas herramientas o hacer un mal uso de ellas pude generarnos innumerables problemas. Por ejemplo, pueden hacernos perder la atención y descuidar otras tareas más importantes. 
Si la cosa va más lejos y desarrollamos dependencia a internet y, en concreto, a las redes sociales podemos encontrarnos con situaciones muchos más graves como la ansiedad o la tristeza.

CÓMO NOS PERJUDICA ABUSAR DE ELLAS

Un estado de conexión permanente "provoca inquietud, falta de concentración y alteraciones del ánimo"asegura la psicóloga Begoña Carbelo. Hay gente que no es capaz de desconectar nunca y la idea de pasar tan solo un día sin poder acceder a sus perfiles para actualizarlos o para 'ponerse al día' les parece algo totalmente imposible.
Cuando llegamos a este extremo, es más que probable que tengamos un problema que a la larga terminará afectando a nuestro día a día. "Si una persona no es capaz de renunciar y centrarse en otras cosas, puede verse afectada su capacidad para disfrutar", advierte la psicóloga. Pero además, también puede deteriorase nuestra capacidad para estar con otras personas y para relacionarnos.
Como consecuencia de todo lo anterior, aquellos que han desarrollado un alto grado de dependencia de las redes sociales, pueden terminar sufriendo estados de ansiedad y estrés que, en muchas ocasiones, lleguen incluso a alejarlos de la felicidad. Y es que, en el peor de los casos "al final de de la ansiedad suele estar la depresión", añade Begoña Carbelo. 

LA ADICCIÓN A LAS REDES SOCIALES EXISTE

Actualmente estamos conectados las 24 horas del día. Cuando vamos en el metro, en una sala de espera, en clase, o incluso cuando has quedado con un grupo de amigos... la escena que suele repetirse es la de gente que no es capaz de desviar la mirada de sus 'smartphone' ni siquiera un minuto.

Esto es un síntoma clarísmo de que la adicción a lar redes sociales está ahí, ya que, como explica Begoña, podemos hacernos adictos a muchas cosas. En cuanto a las redes sociales, se trata de "un uso anormal en términos de intensidad y frecuencia de uso, que puede llegar a alterar el disfrute y la vida cotidiana"

Según explica la psicóloga, que además es profesora en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud San Rafael-Nebrija, las adicciones surgen cuando "nos acostumbramos y vinculamos a las cosas porque nuestra red de neuronas emite sustancias químicas, y nos hacemos adictos a las emociones que generan". Lo que suele ocurrir con las redes sociales es que nos enganchamos porque en ellas solo se suele proyectar lo positivo, o porque nos producen gratificación o buenas sensaciones casi al instante. 
El sector más propenso a caer en esta tipo de adicción es el de los menores y los jóvenes, ya que "no han aprendido a regular aún sus emociones", asegura. Además, recuerda que si aparecen "síntomas como la falta de atención, la alta dispersión, o la incapacidad de alejarse del móvil" puede ser señal de alarma. 
APRENDER A GESTIONARLAS ES BENEFICIOSO
Aprender a hacer un buen uso de las redes sociales es fundamental y puede mejorar nuestra vida mucho más de lo que nos pensamos. Es innegable que estas herramientas también tienen aspectos muy positivos, como por ejemplo estar informados o poder mantener el contacto con algunas personas a las que no podemos ver habitualmente. 
Hacer un uso controlado de las redes sociales nos aporta beneficios, normalmente asociados con "tener una mejor atención y concentración y, consecuentemente, un mejor rendimiento", comenta Carbelo. Lo mejor de todo es que el estrés que sufrimos durante nuestra vida cotidiana se verá reducido considerablemente si aprendemos a gestionar el tiempo y la dedicación que les solemos dar. 
Algunos de los consejos que da la profesora universitaria para mejorar nuestra relación con las redes sociales son los siguientes:
- Ponernos unos horarios para atender tanto a las redes sociales como al email. 
- Intentar organizar nuestro tiempo de ocio al margen de ellas. 
- Ser capaces de olvidarnos, un rato cada día, del móvil y nos estar consultándolas continuamente. 
Begoña Carbelo ha encabezado junto al sociólogo Javier de Rivera el experimento 'Desconectados', para estudiar cómo nos afecta el uso excesivo de las redes sociales. Para ello, 'desconectaron' durante dos semanas a dos jóvenes de cualquier tipo de conexión a internet, redes sociales y Whatsapp y analizaron sus reacciones.

EXPERIMENTO "DESCONECTADOS".




¿Es posible vivir sin smartphone  o sin acceder a las redes sociales? Ese es el reto que proponía 'Desconecta²', un experimento sociológico que pretende analizar las reacciones de los jóvenes cuando no pueden acceder a Facebook o Twitter  o viven apartados de sus teléfonos inteligentes. 
Parece muy difícil, pero los participantes de este proyecto apenas dudaron ni un momento cuando les ofrecieron la propuesta. Los elegidos han sido Casimiro Aguza, filólogo y estudiante de arte dramático, y Josefina Moratalla, especialista en sistemas informáticos. 
Ambos tienen 29 años y deberán aguantar dos semanas sin conectarse a ninguna red social. Querían vivir la experiencia de pasar un tiempo "a la vida de antes de las redes sociales" por lo que se lanzaron sin dudarlo.
No se consideran enganchados al móvil o las redes sociales pero, como casi todo el mundo a día de hoy, tienen una gran dependencia de ellos. Josefina dice que "desde que las redes sociales aparecieron en su vida casi no recuerda como nos comunicábamos antes". 
Desde el día 7 de abril estos dos jóvenes están narrando su experiencia a través de un vídeo diario en la web desconectados.net. Josefina cree que es posible aguantar estos días 'desconectada' porque sabe que cuando pasen dos semanas tendrá otra vez su Smartphone y podrá meterse en Facebook cuando le apetezca, pero considera que estar 'aislada' de esta manera para siempre sería muy complicado. 
Aguantar dos semanas en estas condiciones no es imposible, pero ambos están de acuerdo en que es muy complicado. "Hay momentos que son difíciles. A veces le pego cuatro gritos a quien tenga delante", asegura Casimiro. 
Para Josefina lo peor es no tener "un móvil con internet y todas las facilidades que nos da". Por ejemplo, asegura que Whatsapp es fundamental en su día a día a la hora de quedar con sus amigos y cree que ponerse de acuerdo de otra manera es casi imposible. 
Casimiro cree que el experimento está bien, "aunque existe demasiada incomunicación". Lo que no imaginaba es que esto le fuera a ayudar en su día a día. Asegura que estando ocupado lo lleva bien y que se está dando cuenta de que desconectado de las redes sociales y el Whatsapp se disfruta mucho más de la vida, de la gente...Cuenta, como anécdota, que ahora en el metro se entretiene observando a la gente. 
Los resultados de 'Desconecta²' están siendo analizados por expertos: la psicóloga Begoña Carbelo y el sociólogo Javier de Rivera, miembro del grupo de investigación Cibersomosaguas. Este último asegura que partían sin ninguna expectativa concreta y que los resultados les están sorprendiendo. 
Javier de Rivera asegura que al principio fue un cambio muy grande y les afectó mucho, pero poco a poco se han ido acostumbrando. 
Facebook y Twitter es lo que más usaban Josefina y Casimiro en su día a día, pero el sociólogo ha observado que existe una gran diferencia entre la dependencia de uno y de otro: el efecto de Facebook es mucho menos impactante. 
Lo más destacable para él es que el experimento está sirviendo a los 'desconectados' para cambiar su forma de relacionarse con las redes sociales, ya que están ganando autonomía y capacidad para decidir cuándo usarlas.
Una de las principales conclusiones a las que se ha llegado es que alejarse un poco de las redes sociales y Whatsapp ayuda a reducir los niveles de ansiedad. Javier de Rivera cree que los chicos están aprendiendo a que no les genere ansiedad el no poder estar todo el día enganchados al móvil o a una red social.
En su opinión, el tener que pararse a reflexionar para contar en los vídeos como va su día a día 'desconectados' es lo que les está ayudando a ser conscientes de estas cosas.

FUENTE: que.es

lunes, 20 de abril de 2015

NO QUIERE COMER NADA MÁS QUE PAPILLAS O POTITOS.






Ya es la 1 del medio día, va llegando la hora de la comida y has preparado unos filetes de pollo para tu niño. Piensas que esta vez lo podéis conseguir, que mastique de una vez. Tiene 6 años pero lleváis 3 intentando que coma sólido. Antes le dabais papillas y todo bien, pero cuando os vinisteis  a dar cuenta vuestro niño no quería comer otra cosa que no fueran papillas o potitos y habéis ido dejando pasar el tiempo, pero 6 años son muchos años ya. Vuestra madre/suegra se encarga de recordaros todos los días lo bien que lo habéis hecho. “¡Anda, anda, que eso os pasa por no haber pasado una guerra! Yo me tenía que comer las patatas a "bocaos", sin cocer ni ná!”  Ya será menos, pensáis.  El caso es que sabéis que en el fondo vuestra madre/suegra tiene algo de razón, vuestro niño debería saber comer variado y sólido pero no lo hace. Solo os falta hacer la procesión a Lourdes flagelándoos para probar que el niño coma. 

“Todas los días la misma historia” dice la agradable abuela/madre/suegra. “Llega el niño ve la comida y a llorar, y ahí va su madre y le pasa la comida por el robot de cocina, y el niño tan contento, se le quitan las lágrimas de momento” sigue la abuela/suegra. “Que si:  ¿cariño qué quieres?, ¿no te gusta el pollo?, ¿te hago unas patatas? ¿o quieres mejor unas croquetas?, ¡Un buen palo en el culo le daba yo y sin comer todo el día, ya verás cómo comía el niño!...  y encima siempre tenéis que terminar de darle de comer en la boca porque si no, no se lo come, eso o cuando no come ná y al rato pilla las galletas, y ¡¡¡¡venga galletas!!!! ¡Lo tenéis malcriado!” 

El caso es que os gustaría hacerlo mejor pero no sabéis cómo, que si se lo partas en trozos más pequeños, que si le mezcles con la papilla trozos de comida sólida ¡nada os ha dado resultado! ¿Qué hacer?

Lo primero de todo es concienciarnos que los primeros que tenemos que modificar los hábitos de comida somos nosotros. La hora de la comida es una hora para dedicarla a nosotros mismos y a nuestra familia, no a nuestro niño en exclusiva. Por lo tanto se acabó el dar potitos “porque es más rápido”, o “que coma primero el niño porque así luego comemos más cómodos nosotros”. NO, la hora de la comida es una hora en familia.

1.       Hablar con el niño/a, explicarle que ya es mayor y que tiene que comer cosas de mayores y que por lo tanto a partir de ahora se hará solo una comida, que no se la pasarás por el robot,  y que si le gusta bien, pero que si no le gusta no pasa nada, para la merienda habrá más comida. Que a partir de ahora tendrá que comer solo, que ya sabe coger los cubiertos y que por lo tanto estaréis muy contentos de verlo comer.

2.       Crear la rutina de la comida.  Es importante que la comida sea a la misma hora aproximadamente, en el mismo sitio (Comedor o cocina) y con las mismas personas (si puede ser con los papás mejor). Tiene que ser una hora en que, en la medida de lo posible vosotros lo dediquéis a comer juntos, vuestra vida no se tiene que paralizar porque él/ella no quiera comer.  Debe ser un rato en el que se aproveche para hablar de lo que ha pasado en el cole, lo que se va a hacer por la tarde, etc. Una actividad entretenida para hacer en familia.

3.       Dedicar un tiempo determinado a comer. Se acabó el estar horas y horas comiendo. Se le explicará, dependiendo de su edad, que en 20-30 minutos se recogerán los platos y se acabó el rato de comer. Y así habrá de ser, se le pedirá que recoja su plato y se le felicitará por ello.

4.       Si no se come lo que tiene en el plato ¡no pasa nada! FUERA DRAMAS, no os tiréis de los pelos. Es normal que las primeras veces coma poco o no coma, pero el niño/a tiene que comprender el nuevo hábito y esto llevará un tiempo.  Además un niño/a tiene que llegar con hambre a la hora de la comida, si pica entre horas no tendrá hambre a la hora de la cena y se volverá a repetir la misma historia. Si quiere comer sus galletas o alguna golosina que ésta sea después de la comida solamente si ha cumplido con comer a su hora y como premio por lo bien que lo ha hecho.  

5.       Ser constantes. Es posible que el niño/a intente patalear o llorar porque todo vuelva a ser como antes, pero vuestra actitud ante esto debe ser de ignorar los lloros y las pataletas, recordándole cual queréis que sea su comportamiento “cuando te sientes en la mesa te haremos caso” y seguid hablando entre vosotros sin que el niño/a consiga con los lloros lo que quiere.  



Prohibido, Nunca, Never.


Evitar centrarse en la comida y que toda conversación ronde la comida. Hay vida más allá de la comida y es importante que el niño/a coma pero es más importante que os fijéis en qué cosas ya hace bien  diferente de la comida  y que por lo tanto debéis de reforzar. La hora de la comida tiene que ser una actividad en familia divertida no un suplicio. Así que si no quiere comer es preferible no entrar en la lucha con el niño/a (ver vídeo), cuando se acabe el tiempo se retira el plato y ya comerá a merienda, o a la cena,…


 Prohibido poner raciones de comida inmensas. Tenéis que tener en cuenta que el estómago de un niño no  es como el de un adulto y que por lo tanto cabe menos comida. Es preferible que él niño/a pida más comida  que le pongáis un plato de comida tan rebosante que luego no pueda con ello. Además siempre será mejor ponerle la comida justa porque luego le podéis felicitar por habérselo comido todo, algo por lo que siempre se sienten bien los niños/as.

Prohibido hablar de la comida durante la comida, fuera negociaciones. Esto es, evitar comentarios como “cómetelo todo”, “coge bien el tenedor”,  “comete ese trozo”, “comete un poquito más”

Por supuesto prohibidísimo que si el niño/a no come en la comida se le triture, se le pregunte si quiere otra cosa o que luego pique entre horas galletas, yogur, u otro alimento. Recuerdo el caso de una madre que decía que su niña no comía en el comedor porque no le gustaba la comida y luego en casa, en cuanto llegaba, arramblaba con la caja de galletas o con lo que pillaba a su altura. Total cuando llegaba la hora de la merienda no tenía hambre y se volvía a repetir la escena de “NO QUIERO COMER”.

Evitar las comparaciones, “mira cómo come tu amigo Pepito, él sí que sabe comer” No hay cosa que más rabia de a un hijo/a que cuando lo comparan con otro. Al final terminas odiando a tu amigo/a y tú sigues comiendo igual de mal.


Más vale prevenir.

Colocar las galletas, golosinas o cosas que pueda picar en un sitio al que no pueda llegar. Para evitar que pueda comer entre horas.

Que participe en la elaboración de las comidas.  Es buena idea, y además una buena actividad para hacer juntos, que el niño/a participe en la elaboración de determinadas comidas (pizzas, bocadillos, etc) es una buena manera de que se acerque a ella desde otro punto de vista y os reportará mucha satisfacción a todos. Además ¿quién no ha metido el dedo en una tarta, chupado sus dedos de chocolate o cogido un trocito de queso de la cocina?


Fuente:quehacercuandomihijo.blogspot.