sábado, 23 de enero de 2016

YO EL PILOTO , TÚ EL COPILOTO: EL CONTROL EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS.



Navegando por internet me he encontrado este interesante artículo de Irene Iglesias, pedagoga  en Asturias, en la web Nunna Online, relacionado con las estrategias a utilizar en la educación de los hijos y esa combinación perfecta de emociones y firmeza a la hora de educar, espero que os guste al leerlo.
"El otro día en el parque mi amiga le decía a su hijo “venga vámonos que tenemos que cortarnos el pelo, el niño no hacía caso y seguía jugando. Así lo repitió varias veces a su hijo que se lo estaba pasando muy bien en el parque. Ella se acercó y me dijo “¿lo estoy haciendo mal? ¿tendría que llevármelo a cortarle el pelo?”. Yo la pregunté si tenía cita previa cogida y me respondió que no. Bien, entonces la dije: “es algo que tu debes de valorar, si prefieres que disfrute ahora en el parque y tienes posibilidad de ir otro día a cortarle el pelo o para ti sería mejor acudir hoy a cortarse el pelo, piénsalo porque depende de tus circunstancias”.
Esto es así, con niños pequeños, los padres son los que deben pilotar el avión de la crianza estando los menores en el asiento del copiloto (no en el de pasajeros), es decir: pudiendo tomar ciertas decisiones, opinando de las cosas, proponiendo acciones, tomando soluciones,… Pero el riesgo está cuando son los niños pequeños cuando se hacen cargo del avión. Si el niño del ejemplo anterior, hoy decide que prefiere jugar en el parque, mañana que está muy entretenido haciendo un puzzle, al siguiente que está viendo su programa favorito… se está convirtiendo en la persona de la familia que decide, ocasionando una relación fraternal nada sana ya que estaría siendo un estilo de crianza permisivo.

Pero el pilotaje del avión no corresponde llevarlo siempre a los padres, será en la etapa de la adolescencia cuando vayamos cediendo el asiento y pasando nosotros al del copiloto “para apoyar y orientar cuando sea necesario, mientras alientan a sus hijos a ser pilotos responsables y capaces” (Jane Nelsen), para ello debemos conocer a nuestros hijos y tener confianza en ellos. Pero para llegar a este punto será necesario haber creado una relación positiva con ellos.

Pero no nos adelantemos a la adolescencia, porque hemos de poner los cimientos de esta relación y para ello tenemos que tener claro cuando, en estas tomas de decisiones, estamos siendo permisivo o autoritarios o por el contrario estamos consiguiendo una armonía en la firmeza con respeto. Pongamos más ejemplos:

  • La hora de la ducha o el lavado de dientes. Somos los padres quienes controlamos que esto se haga, podemos tener ya unas rutinas establecidas para ello, pero si no es así tendremos que poner en marcha estrategias para que el aseo general o bucal se lleve a cabo. Para ello el niño puede tomar muchas decisiones: se baña o se ducha, se mete en el agua con un coche o un tractor, le baña (aclara) papa o mama,… el niño puede situarse en el lado del copiloto tomando algunas maniobras pero quien decide que ha de asearse porque le conviene es la madre/padre y no podemos dejar que el niño tome la decisión de no bañarse o lavarse los dientes.

  • La hora de ponerse ropa. Los padres controlamos el tiempo atmosférico, las actividades que va a realizar en el día… para poder organizar qué se puede poner el niño, pero el copiloto puede tomar ciertas maniobras como: que camiseta prefiere, que escoja su propia ropa interior, ofrecerle dos prendas y que decida entre ellas…

  • La hora de la comida. Aquí muchos padres/madres me consultan sobre este tema porque hay niños con dificultades para que coman y progenitores que se preocupan mucho de que no ingieran nada y ante esto ceden en muchas decisiones que no son sanas, saludables, equilibradas y óptimas tanto en la alimentación como en la crianza. El piloto del avión (padres) son los que llevan (o deberían ) un menú equilibrado ya que saben que en la familia se ha de comer pastas, legumbres, carne, pescado, fruta… pero puede confeccionar el menú con ayuda del copiloto, quien puede decir qué pescado poner y como le apetece que se preparé (a la plancha, al horno, en salsa, rebozado…), que tipo de verduras poner y como cocinarlas…. Pero el piloto (padres) no pueden ceder su avión a los menores y dejar que coman menús alternativos o casi siempre lo mismo. Se han de buscar estrategias democráticas para que tanto la alimentación como la crianza sea equilibrada y no sea el menor el que tome decisiones ya que el avión no podrá tener buena estabilidad así.
EN EL AULA

Ahora pensemos en el aula: que pocas veces utilizo estrategias para motivar, alentar y potenciar las capacidades cognitivas y habilidades de mis alumnos. En el aula el profesor es el piloto y los alumnos siempre están de pasajeros, esto debemos de cambiarlo, deja que tus alumnos pasen a estar en el asiento del copiloto, esto aumentará la capacidad de aprender, se sentirán miembros del aula, se sentirán tenidos en cuenta y escuchados… me estoy refiriendo a cosas como:


a) Proponer dos o tres tareas y que escojan una para realizar en casa, dar opciones para que los alumnos tomen decisiones de cual les gusta más.

b) Hacer preguntas al aire y que ellos intenten encontrar las soluciones.

c) Cuando un alumno me pregunta algo no adelantarme en dar la respuesta y dejar que intenten buscar #68dbd7, o alguna que se acerque a la verdadera.

d) Potenciar que aquellos alumnos mas retraídos, que tardan más en terminar las frases o encontrar las respuestas puedan participar. No dar la palabra siempre a los mismos (los más rápidos, con más ideas,…) sino potenciar al resto de alumnos que si no participan o no se les da la oportunidad seguirán siendo alumnos desmotivados, retraídos y con sentimientos de incapacidad.

e) Hacer preguntas. Cuando he pedido algo y veo que los alumnos no lo hacen, en vez de ordenar de nuevo, enfadarme, comenzar a perder los nervios… mejor para y haz la pregunta en alto: ¿Qué acabo de pedir?, ¿alguien se acuerda que acabo de decir?…

Por que, qué resultados podemos tener si no damos ninguna oportunidad a los niños de tomas de decisiones y por lo tanto son los pasajeros del avión, no pudiendo estar en el asiento del copiloto:

  • Niños que no saben dialogar, ni respetar el turno de palabra, ni escuchar lo que los demás dicen, ni respetar distintos puntos de vista…
  • Niños introvertidos, inseguros, pasivos en respuestas y acciones.
  • Niños que como nadie ha contado con ellos, no suelen contar con nadie, se aíslan, no comunican nada, son retraídos, no saben dialogar y todo se lo guardan.
  • Niños que no sabrán gestionar sus emociones porque no han aprendido a utilizar la palabra, a decidir cosas, a hablar de sentimientos …
Y qué resultados tendríamos si es el menor quien se sienta en el asiento del piloto y toma la mayoría de las decisiones:
  • Niños tiranos que solo quieren que se les escuche, que hagan lo que ellos quieren y piden.
  • Niños que no son respetuosos solo exigen cosas y quieren que todo gire a su alrededor
  • Niños que no saben lo que es esperar, la frustración por algo,…
  • Niños que no son capaces de tolerar que otros le lleven la contraria en una opinión o decisión.
  • Niños que no respetan a los demás y sus decisiones
  • Niños que no saben escuchar.
Ahora que podemos tener una visión más clara, podemos poner en práctica ejemplos de mensajes respetuosos, con toma de decisión y de diálogo con los niños, os dejo alguna:
  • Me gustan tus ideas.
  • Seguro que encuentras una solución.
  • Dime cuál es tu opinión. Me interesa.
  • Seguro que entre los dos podemos encontrar una solución
  • Se que puedes encontrar una solución acertada
  • Piensa en una solución útil, yo estaré esperando escucharla.
Ahora me gustaría agregar un comentario adicional a lo escrito por Irene. Jane Nelsen dice en su libro que es importante que entendamos que los niños de hoy en día son diferentes y por lo tanto los métodos de control antiguos no funcionan. Es muy importante que comprendamos nuestra obligación de proporcionar a los niños las oportunidades para que los niños desarrollen responsabilidad y motivación.
Con todo esto quiero decir que si dejamos que nuestro niño sea el copiloto de nuestro avión, le haremos entender que juntos formamos un equipo, que el es importante en nuestra vida y en la toma de decisiones y el tendrá:
- Una buena percepción de sus capacidades personales: “Soy capáz”
- Fuerte percepción de la importancia de las relaciones primarias: “Contribuyo, participo; soy necesario”
- Fuerte percepción de poder e influencia sobre la vida: ” Puedo intervenir en lo que me sucede”
- Desarrollará una fuerte habilidad interpersonal: Comprender las emociones personales y el trabajar con otros para desarrollar la amistad a través de la comunicación, negociación, empatía y saber escuchar.


Visto en : Nunnaonline.com


¿Quién te quiere a ti? Guía para padres y madres: cómo educar en positivo.





La Convención sobre los derechos del niño de Naciones Unidas reconoce a las familias como un grupo fundamental de la sociedad y el medio idóneo para el crecimiento de los niños y las niñas. Crecer en un entorno familiar que les proporcione seguridad, amor y comprensión es la mejor manera de asegurarles su normal y pleno desarrollo físico, emocional y social.
La socialización primaria en la familia es clave para la formación de futuros ciudadanos adultos, responsables y comprometidos con la sociedad. Esta socialización se consigue ejerciendo una parentalidad responsable y positiva, basada en los derechos del niño, en el afecto y también en el establecimiento de normas y límites.
La parentalidad positiva se basa en tres condiciones: conocer, proteger y dialogar.
  • Conocer y entender a los niños y las niñas: cómo sienten, piensan y reaccionan según su etapa de desarrollo.
  • Ofrecer seguridad y estabilidad: los niños y las niñas tienen que con ar en sus padres y madres, sentirse protegidos y guiados.
  • Optar por la resolución de los problemas de manera positiva: sin recurrir a castigos físicos y humillantes.
Educar en positivo y desde el buen trato significa educarles sin recurrir a gritos, insultos, amenazas, humillaciones, azotes o cachetes. Estos castigos causan en los niños y las niñas dolor, tristeza, miedo, soledad, culpabilidad y baja autoestima, y está demostrado que no son e caces en la educación de los hijos.
Esta guía para padres y madres, elaborada con el apoyo del Ministerio de sanidad, servicios sociales e igualdad, es parte del trabajo de Save the Children para promover
la parentalidad positiva y el buen trato y pretende dar continuidad a las acciones de sensibilización de campañas públicas como “Educa, no pegues” o “Corregir no es pegar”.

La parentalidad positiva exige paciencia, dedicación y esfuerzo. No siempre es fácil, pero educar en positivo es posible. Ofrecemos aquí pautas y herramientas que pueden ayudar a los padres y las madres en su tarea más apasionante, la de educar a los hijos.

Visto en: Psyciencia.com

domingo, 10 de enero de 2016

FRÍO Y VOZ: CUIDADOS INVERNALES.



Después de pasar un otoño tan cálido llega el invierno haciendo que bajen las temperaturas y se instalen los vientos provocando el tiempo ideal para los resfriados.
Aquellas personas que trabajan con su voz tienen que cuidarla especialmente en esta época. Te damos 7 consejos para que descubras cómo cuidar la voz durante el frío y mantenerla en perfecto estado.
Todos debemos prestar atención a nuestra voz debido a que es el instrumento fundamental en nuestra comunicación con el mundo.
Para los cantantes, locutores, animadores, profesores, operadores telefónicos y en general todas aquellas personas que usan su voz para ganarse la vida es importante cuidar las cuerdas vocales, en especial durante el invierno.
  1. Proteger la garganta del frío con una bufanda, pañuelo o fular. Es importante protegernos de los cambios bruscos de temperatura.
  2. No olvides abrigarte muy bien durante el invierno y mantener tu cuerpo caliente, de esta forma conseguirá evitar los resfriados que ponen en riesgo tu salud y tu voz durante el invierno.
  3. Mantenerse hidratado es fundamental para cuidar nuestra voz del frío. Así como el invierno reseca tu piel o tu pelo, lo mismo ocurre con las cuerdas vocales que deben forzarse un poco más para hablar o realizar cualquier actividad que las involucre. Al beber al menos 2 litros de agua al día las mantienes hidratadas y en buen estado.
  4. También es necesario disminuir el consumo de bebidas con cafeína, que en vez de hidratarnos generan el efecto contrario, resecando las cuerdas vocales. Sustitúyelos por zumos naturales, agua o infusiones sin teína. Si eres fumador modera también el consumo de tabaco, muy nocivo para tu voz en especial en invierno.
  5. Es importante no forzar la voz. No grites ni susurres, intenta hablar de forma natural sin tensar el cuello. Mantener una voz tensa puede hacer que perdamos la voz.
  6. Si por algún resfriado o alergia sufres de toses muy importante tomar la medicación pertinente, pues la tos continua puede secar tu garganta y afectar tu voz. El hábito de carraspear de forma constante es también nocivo para nuestras cuerdas vocales, por eso evítalo.
  7. Durante el invierno, el uso de las calefacciones hacen que el ambiente sea reseco, utiliza un humidificador en casa para que el ambiente sea más húmedo.
Si pierdes la voz con frecuencia consulta al logopeda, te enseñará a usarla mejor sin que te canses ni llegues a perderla.

Fuente: isep.clinic.
Autor: Carmen Pérez Araujo. 

jueves, 17 de diciembre de 2015

CARTA DE UNA MAESTRA A LOS PADRES: ESE NIÑO QUE PEGA.

Hace unos días descubrí esta carta, escrita por Amy Murray, la directora de educación infantil en la Calgary French & International School en Canada. Me tocó muy de cerca. Ese niño, el que pega, el que interrumpe, el que molesta… Recomiendo leer este artículo para reflexionar sobre esos niños que pegan, interrupen......
Simms Taback
Queridos padres:
Lo sé. Estáis preocupados. Cada día, vuestro hijo llega con una historia sobre ESE niño. El que está siempre golpeando, empujando, pellizcando, molestando, quizás incluso mordiendo a otros niños. El que siempre va de mi mano en la fila. El que tiene un lugar especial en la alfombra, y a veces se sienta en una silla en vez de en el suelo. El que tuvo que dejar de jugar con bloques porque los bloques no son para lanzar. El que se subió a la valla del patio en el momento exacto en el que yo le decía que parara. El que tiró la leche de su compañero al suelo en un arranque de rabia. A propósito. Mientras yo le miraba. Y luego, cuando le pedí que lo limpiara, vació la caja de pañuelos ENTERA. A propósito. Mientras yo le miraba. El que soltó la más terrible palabrota en la clase de gimnasia.
Os preocupa que ESE niño desmerezca el aprendizaje de vuestro hijo. Os preocupa que absorba mucho de mi tiempo y energía, y que vuestro hijo salga perdiendo. Os preocupa que algún día le haga daño a alguien. Os preocupa que este “alguien” pudiera ser vuestro hijo. Os preocupa que vuestro hijo empiece a usar la agresión para conseguir lo que quiere. Os preocupa que vuestro hijo empeore sus resultados porque quizás yo no me dé cuenta de que le cuesta sujetar el lápiz. Lo sé.
Vuestro hijo, este año, en esta clase, a su edad, no es ESE chico. Vuestro hijo no es perfecto pero suele seguir las reglas. Es capaz de compartir los juguetes sin pelear. No lanza muebles. Levanta la mano para hablar. Trabaja cuando es la hora de trabajar y juega cuando es la hora de jugar. Se puede confiar en que vaya directamente al baño y regrese sin engaños. Cree que las peores palabrotas son “estúpido” y “tonto”. Lo sé.
Fijaos, me preocupo todo el tiempo. Sobre TODOS ellos. Me preocupo por las dificultades de vuestro hijo con el lápiz, por cómo lee las letras otro, por la timidez de esa chiquitina, y porque hay otro que lleva siempre la caja del desayuno vacía. Me preocupa que la chaqueta de Gavin no abrigue lo suficiente, y porque el padre de Talitha le grita por dibujar la B del revés. La mayoría de mis desplazamientos en coche y duchas las dedico a estas preocupaciones.
Pero, lo sé, quereis hablar sobre ESE niño. Porque la B invertida de Talitha no le va a poner un ojo morado a vuestro hijo.
Yo también quiero hablar de ESE niño, pero hay muchas cosas que no puedo contaros.
No puedo contaros que le adoptaron en un orfanato a los 18 meses.
No os puede decir que está haciendo una dieta para descartar alergias alimentarias, y que tiene hambre TODO EL TIEMPO.
No os puedo contar que sus padres están en medio de un horrendo divorcio, y que está viviendo con su abuela.
No puedo contaros que empieza a preocuparme que la abuela beba…
No te puedo contar que la medicación para el asma le agita.
No puedo contaros que su madre es monoparental, y por esto entra en el colegio cuando abre la acogida matinal y se queda hasta la acogida vespertina, y después el viaje hasta casa les lleva 40 minutos y por esto duerme menos que muchos adultos.
No puedo contaros que ha sido testigo de violencia doméstica.
De acuerdo, decís, entendeis que no puedo compartir información personal o familiar. Sólo queréis saber qué estoy HACIENDO al respecto de su comportamiento.
Me encantaría decíroslo. Pero no puedo.
No puedo contaros que va a logopedia, que han descubierto un retraso severo del lenguaje y que los terapeutas piensan que las agresiones tienen que ver con la frustración por no ser capaz de comunicarse.
No puedo contaros que me veo con sus padres CADA semana, y que ambos habitualmente lloran en estas reuniones.
No puedo contaros que el niño y yo tenemos una señal secreta con las manos para que me diga cuando necesita sentarse solo un rato.
No puedo deciros que pasa el descanso acurrucado en mi regazo porque “me hace sentir mejor oír tu corazón, señu”.
No puedo contaros que he estado rastreando meticulosamente sus incidentes agresivos durante 3 meses, y que se han reducido de 5 incidentes al día, a 5 por semana.
No puedo contaros que la secretaria del colegio ha aceptado que le mande a su despacho a “ayudarla” cuando me doy cuenta de que necesita un cambio de escenario.
No puedo contaros que me he puesto de pie en una reunión de docentes y que, con lágrimas en mis ojos, les he ROGADO a mis compañeros que le echen un vistazo extra, que sean amables aunque se sientan frustrados de que haya vuelto a pinchar a alguien, y esta vez, JUSTO DELANTE DE UN PROFESOR.
El asunto es que hay TANTAS COSAS que no puedo contaros sobre ESE niño. Ni siquiera lo bueno.
No puedo contaros que su trabajo en el aula es regar las plantas y que lloró con el corazón roto cuando una de las plantas no sobrevivió a las vacaciones de Navidad.
No puedo contaros que despide a su hermanita con un beso cada mañana, y le susurra “eres la luz de mi vida”, antes de que mamá se aleje con el carrito.
No puedo contaros que sabe más sobre tormentas que muchos meteorólogos.
No puedo contaros que a menudo se ofrece para sacar punta a los lápices durante el recreo.
No puedo contaros que estruja al pelo de su mejor amiga en el descanso.
No puedo contaros que, cuando algún compañero llora, cruza el aula para ir a buscar su cuento favorito desde el rincón de las historias.
El asunto es, queridos padres, que solo puedo hablaros de VUESTRO hijo. Así, lo que os puedo decir es esto:
Si nunca, en cualquier momento, VUESTRO hijo se convierte en ESE niño…
No compartiré vuestros asuntos personales con otros padres de la clase.
Me comunicaré con vosotros con frecuencia, y con amabilidad.
Me aseguraré de que haya pañuelos cerca en nuestras reuniones, y si me dejais, os sujetaré la mano mientras lloráis.
Defenderé que vuestro hijo y vuestra familia reciban los servicios especializados de mayor calidad, y cooperaré con estos profesionales en la mayor medida posible.
Me aseguraré de que vuestro hijo reciba amor y mimos extras cuando más lo necesite.
Seré la voz de vuestro hijo en la comunidad escolar.
Seguiré, pase lo que pase, buscando y descubriendo, todas las cosas buenas, asombrosas, especiales y maravillosas de vuestro hijo.
Os recordaré a él y a VOSOTROS de estas cosas buenas asombrosas especiales maravillosas, una y otra vez.
Y cuando otro padre se acerque, con quejas sobre VUESTRO hijo…
Le contaré esto, una y otra vez.
Con mucho cariño,
La maestra.

martes, 15 de diciembre de 2015

LOS LÍMITES Y SU PAPEL EN LA EDUCACIÓN.



La palabra límite no significa castigo, sino contención. Los límites ayudan a nuestros hijos a vivir con seguridad y libertad en su espacio. Son marcos de referencia que ayudan a construir identidad y a convivir respetando los límites de los demás.
Una de las preocupaciones comunes de los padres y madres es el tema de los límites. En general, estamos algo perdidos, no sabemos cómo poner límites, para qué sirven los límites ni cómo hacer que nuestros hijos cumplan con ellos.

¿Son necesarios los límites? Lo son y mucho. Quizás, lo importante es definir qué es un límite, y esta metáfora nos ayudará a comprenderlo: “Imagínate que vas por una carretera de noche. Es una carretera estrecha, con muchas curvas, y ese día, además, hay niebla. Apenas puedes ver, y en la carretera no hay nada pintado, ni línea central, ni bordes, ni ninguna señal que indique nada en absoluto. Nos sentimos en peligro, y es posible que por falta de señales tengamos un accidente. Si en esta carretera hubiese habido un buen mantenimiento, líneas que nos indicaran los límites o el espacio por donde es seguro circular, conduciríamos con precaución y atención, sintiéndonos mucho más seguros y llegando sin problema a nuestro destino”.


Esto son los límites. La palabra límite no significa castigo, término al que solemos asociarla, sinocontención. Los límites ayudan a nuestros hijos a vivir con seguridad, a entender cuál es el espacio seguro en el que pueden vivir con libertad; a ser ellos mismos, y algo esencial, a darse cuenta de que ese es su espacio, pero que el otro también cuenta con su propio espacio y que es necesario que sea igualmente respetado.

Y es que los límites, en lugar de oprimir, liberan. Son marcos de referencia, nos ayudan a construir nuestra identidad, a convivir con las demás personas. Como padres y madres una de nuestras obligaciones me atrevería a decir que es poner límites a nuestros hijos. Eso sí, límites a la forma, a lo que hacen, no a su Ser. Establecemos límites para contener, y diría que la mayoría de los límites que ponemos a nuestros hijos tienen que  ver más con nosotros mismos que con lo que hacen ellos.

Os voy a poner un ejemplo. Hay muchos artículos que nos hablan de cómo poner límites, y eso está bien si antes hemos tomado conciencia de desde  dónde ponemos esos límites, averiguando qué está respetando o protegiendo ese límite y cómo ponemos ese límite a nuestro hijo. Antes de poner un límite podríamos preguntarnos: ¿Ponemos límites porque sentimos miedo, enfado, impotencia, frustración? ¿Lo hacemos desde una posición de poder, imponiendo, exigiendo? ¿Para qué  establezco ese límite? ¿Qué necesidad mía estoy tratando de proteger con ese límite?

Y es que, como dice Pilar de la Torre, experta en Comunicación No Violenta, ponemos límites desde la cabeza. En base a nuestras creencias, exigencias, juicios, miedos (y aquí también está a veces el miedo a qué van a pensar de mí…). Y no nos paramos a sentir, a bajar al corazón, que nos dice cómo estamos, y a nuestras tripas, que nos hablan de necesidades. ¿Qué necesidad mía estoy tratando de proteger con este límite? Puede ser una necesidad de sentirme respetada, escuchada, segura, reconocida, tranquila… Una  vez que puedo conectar con esto, y si lo que me importa no es solo que mi hijo obedezca y respete ese límite, sino que en ese límite también se respeten sus necesidades, llega el momento de llegar a un acuerdo entre los dos.

Es una diferencia importante, porque aquí el límite no viene de una imposición o del porque sí, sino que viene del respeto por mis necesidades y también por las del niño o niña. No se trata de poner límites enfocados en: haces esto porque yo soy tu madre y sé lo que es mejor para ti, o en el en esta casa mando yo. Conviene pensar cómo me siento yo con esa actitud concreta, porque necesito que mi hijo o hija respeten ese límite… Este foco está en mí. Y esto, que parece poca cosa, cambia totalmente la relación con tus hijos. Porque, ¿alguien hace con gusto y ganas algo que se le pide como una exigencia? ¿Tú haces con gusto y ganas algo que se te exige? Pues tu hijo o hija, tampoco.

Y esto no quiere decir que no se tenga que poner un límite con determinación y con firmeza. Sino que es muy distinto hacerlo desde la rabia, la impotencia o la superioridad y el adoctrinamiento a hacerlo desde el respeto por las necesidades de ambos; conteniendo, protegiendo y con amor y respeto hacia ti y hacia tu hijo o hija. Nuestros hijos, más que nuestras palabras, sienten la energía desde donde les decimos las cosas. Eso también tú lo puedes comprobar. Alguien te puede decir que no está enfadado o dolido contigo, pero tú, aunque escuchas esas palabras, estás recibiendo un mensaje mucho más fuerte a nivel sensorial que te está diciendo lo contrario. ¿Lo has sentido alguna vez?

Y no te olvides de que el primer paso es ser capaz de poner tú tus límites, hacer que los respeten los demás, también tus hijos, porque estás protegiendo necesidades que son importantes para ti. No somos máquinas, ni somos perfectos; somos personas y sentimos cansancio, tristeza, miedo, rabia, inseguridades… Si escondemos esto a nuestros hijos y dejamos que “nos invadan” en ciertos momentos porque no ponemos límites ni les damos a conocer esta posibilidad, ¿cómo vamos a enseñarles a ellos a estableces sus límites, a respetar los de los demás? Es desde ahí, y desde tu ejemplo, cómo estás enseñando también a tu hijo o hija a respetar los límites de los demás, a establecer sus límites en base a sus necesidades. Y desde ahí, crear su propio espacio protegido. Así entenderá, que los demás también lo tienen, lo respetará y vivirá enfocado en el mí… y no tanto en el tú….

Hay una emoción que está muy relacionada con el establecimiento de límites: la rabia. Esta emoción nos avisa de esa posible amenaza, de que se ha sobrepasado un límite, y nos sentimos invadidos. Estamos tan desconectados de nuestro cuerpo y sensaciones que sólo cuando ya esa sensación es casi de ira, la sentimos. Y entonces reaccionamos con agresividad. Eso desencadena culpa, resentimiento… Y otra vez, comenzamos con la rabia. Pero la rabia cuando se gestiona de forma rápida y consciente, no es agresiva. Es una fuerza tranquila, serena, determinante que actúa en el momento para poner límites a esa amenaza. Se trata de hacer “alquimia” de la emoción, y en vez de responder con agresividad, lo hacemos con determinación y también con tranquilidad e incluso con amor hacia la otra persona. Porque estableciendo ese límite, mi relación con ella sigue siendo de confianza, respeto, amor.

Los límites aportan seguridad y libertad a los niños. Pocos y claros. Inamovibles, pero sí revisables en el tiempo. No es lo mismo un límite para un niño de tres años que para uno de ocho o para un adolescente. Límites determinantes. No vale hoy sí lo aplico, mañana lo cambio… Eso produce confusión e inseguridad en el niño o niña. Límites dirigidos a la conducta en concreto, no al ser del niño (pongo un límite por lo que hace, dice…no por lo que es). Y hay que dar tiempo al niño para que se acostumbre a ese límite. Ten paciencia. Respeta su ritmo. Al final, ¿qué quieres conseguir?; ¿que tu hijo o hija te obedezca desde ya y punto o crear una relación de confianza, respeto, amor, también a través de esos límites?

FUENTE: El Emotional magazine
AUTORA: Julia de Miguel

JUGUETES PARA NIÑOS TEA.


¡Ya tenemos aquí la Navidad, y los Reyes Magos tienen que preparar los regalos para todos los niños y niñas! Hoy queremos ayudarles un poco;
  • Lo primero es recordarles que tienen que conocer muy bien a cada niño y niña, saber sus gustos, motivaciones, sus capacidades y habilidades, y a partir de ahí, pensar en juguetes que puedan potenciar todo eso.
  • Pedirles también que les traigan juguetes y juegos que puedan compartir con sus padres y sus hermanos/as. Los juguetes pueden ser importantes pero el tiempo de juego compartido lo es aún más.
Ahora les daremos unas orientaciones generales, pero Reyes Magos ¡recordar que cada niño/a es único!
Juguetes para los primeros años de vida;
Queremos juguetes que potencien la percepción sensorial, la coordinación y la manipulación. Cuando son bebés tienen sus primeros contactos con las personas y el ambiente
Por ellos escogeremos juguetes que faciliten la estimulación sensorial; manta de juego, mordedores, cojines de actividades, pelotas de diferentes texturas
Juguetes para trabajar la motricidad y que ellos puedan manipular; bloques de construcciones de piezas grandes y de goma blanda, manta de actividades, juguetes musicales (maracas, pianos de tela…)
Y juguetes de causa efecto; donde ellos pulsan algún botón o hacen algún ruido… e inmediatamente el juguete hace algo

Juguetes para trabajar la sensorialidad
Es la base para los posteriores aprendizajes, a nivel cognitivo, físico y de comunicación
A nivel vestibular; hamacas, columpios
A nivel táctil y vibratorio; cojines con diferentes pesos, aparatos de masaje con vibración, cajas con materiales en su interior con diferentes texturas, plastelina…

Juguetes para trabajar la psicomotricidad fina
Actividades en los que esté implicada la realización de la pinza, la coordinación entre el ojo y la mano, la coordinación y movilidad de los dedos…
Para ello utilizaremos juguetes como las cuentas, juguetes encajables, actividades de recortar, seguir líneas con lápices, jugar con pegatinas, muñecos con botones, cremalleras…, pizarras, juguetes de precisión como el “operación”, “tragabolas”…

Juguetes para trabajar la psicomotricidad gruesa
Aquí utilizaremos juguetes que le den la posibilidad al niño/a de conocer su propio cuerpo y trabajar el esquema corporal
Podemos hablar de juguetes como; patines, patinete, pelotas, saltar a la comba, bicicletas, o juegos de interior como podría ser el twister.

Juguetes para fomentar y practicar la comunicación y el lenguaje
En este apartado hablaríamos de juguetes como los micrófonos, robots que repiten la frase que se le dice, el juego del quién es quién, ordenadores específicos para niñ@s que construyen frases simples…

Y si avanzamos un poco más nos encontramos con los juguetes para fomentar la lectura y la escritura
Aquí podríamos pensar en juguetes como las pizarrras (tanto de tiza como las magnéticas que van acompañadas de letras y números), cuentos (también recordar que nos podemos encontrar cuentos que están incluidos los pictogramas para la mejor comprensión de un niñ@ con trastorno del espectro autista), juguetes en los que nos dan letras y se tiene que formar una palabra, puzles en los que se relaciona una imagen con una letra…

Juegos con reglas
Son juegos que ayudan al autocontrol, la planificación, saber hacer estrategia…, y en algunos de ellos además trabajamos otros aspectos como la memoria, la atención…
Estamos hablando de juegos de cartas (como el UNO), dominós (mejor jugar con dominó de emociones), el LINCE (este juego tiene tres versiones por grado de dificultad) o por ejemplo el memory (también podemos encontrar memory de emociones o acciones)

Por último hablaremos de los juguetes para fomentar el juego simbólico
Hablamos todos aquellos juguetes que simulan a un objeto o situación de la vida cotidiana (disfraz e instrumentos de médico, cocinitas…) o que el niñ@ lo utiliza simulando un objeto real (un palo puede ser una varita mágica, una cuchara…), o juguetes que nos sirvan para crear historias (marionetas, muñecas…)

Por otro lado os dejo una página web donde podréis encontrar juguetes especializados; http://www.hoptoys.es/

Hasta aquí un breve resumen, pero recordar Reyes Magos y Papá Noel que no existen dos niños iguales, y os tenéis adaptar a sus gustos y motivaciones. Y también que cualquier juego puede ser adaptado con ayudas visuales para hacérselo más entendible. Hacer las reglas con pictogramas, señalizar de manera visual a quién le toca jugar en cada momento, explicar los juegos y usarnos de modelo, también podemos ayudarlos físicamente en los primeros movimientos…

Fuente: Isepclinic
Autora: Laura Aut. Isep Clinic Barcelona.